Hoy nos vamos a referir a los atascos que se producen en los puentes vacacionales, que de manera sistemática se repiten año tras año, así como de la forma de gestionar las operaciones de salida y de entrada a la ciudad. Tema peliagudo, ya que muy poco se sabe de ello y si no, otro gallo nos hubiese cantado a la hora de ponerles coto. En el vídeo que exponemos se explica en qué consiste el atasco real fantasma, visto desde la atalaya de una grúa pluma y, más tarde, mediante un simulación animada:
“El efecto en cuestión consiste en un atasco que se produce aunque no haya excesivo tráfico rodado en la misma vía -. Digamos que sería normal que hubiera atasco si dos autopistas confluyen en una sola y hay demasiados coches para su capacidad; en cambio a veces se observan atascos aunque haya suficiente espacio para todos los coches que circulan por ella.
Las observaciones de los expertos y las simulaciones indican que todo lo que hace falta es que un sólo coche circule demasiado cerca de otro y tenga que disminuir su velocidad pisando el freno.
Eso produce un efecto en cadena en el resto de coches que les siguen, que han de reaccionar del mismo modo -llegando incluso a detenerse-. Curiosamente, la forma en que se propaga el atasco hacia
atrás es más lenta que la capacidad de reacción-recuperación de los coches que van delante. El efecto final es que aunque quien provocó el atasco puede seguir adelante sin problemas, puede que
haya generado un atasco monumental detrás de su vehículo con sus acciones. "¡Ah, qué mundo más injusto el de las autopistas!”.
Efectivamente, lo anterior es así, pero para nuestra opinión sólo una parte, que explica una sola causa de los atascos carreteros. Una explicación más comprensiva, más general descansa, según
nuestra opinión, más en procesos aleatorios, estocásticos, sujetos al azar, entendiendo por azar cosas muy dispares como: la ocupación del carril izquierdo por vehículos en circulación lenta, la
contravención de la distancia de seguridad, velocidad, lenta, inadecuada, accidentalidad, adelantamientos inadecuados, etc. Por otro lado también están los factores meteorológicos y por lo que
respecta a las autoridades viales también existen sus responsabilidades: inadecuada señalización en algunas vías, malos diseños de las vías, así como de las intersecciones de las vías de
incorporación, etc.
En cualquier caso, no todos los atascos son “atascos fantasma” y las cosas se agravan cuando las vías son incapaces de absorber las densidades de vehículos tan elevadas que se producen cuando una parte muy importante de la población se echa a la carretera, autovía o autopista para irse o regresar de disfrutar de unos días vacacionales, y es cuando los factores de riesgo citados anteriormente se activan, cosa que un día de volumen normal de tránsito no se producen.
Resumiendo, la ecuación puede ser la siguiente: aleatoriedad + muchos vehículos = atasco. De perogrullo. Lo de la gestión, lo dejamos para otro día.
José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).
Colaborador de Melissa Consultoría e Ingeniería Ambiental.
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