EL HOMBRE Y EL MONTE: VALORES Y AMENAZAS

Los bosques son montes arbolados. Los montes, según ley forestal de 8/6/57, son tierras en la que vegetan especies arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, sean espontáneas o no…, siempre que no fueran objeto de cultivo agrícola.

 

El bosque no es querido y en muchos lugares sólo se le recuerda por los topónimos. No obstante existe un decidido propósito de la administración por conservarlos, pero “la conservación sin financiación es conversación.

 

Se trata de poner de manifiesto que en el bosque se dan las 5 dimensiones de valor que pueden encontrarse en un punto del territorio:

  • valor ecológico.
  • valor productivo.  
  • valor paisajístico.  
  • valor social,
  • científico y cultural
  • valor funcional. 

Pero también los bosques pueden ser una bomba de relojería. Se incendian. La gestión forestal tiene que ser profesional,  y contar con apoyo técnico. Se tienen bosques gracias a los propietarios forestales, y hay que contar con ellos, no imponer las decisiones.

 

El bosque no existe porque sí, es preciso un decidido propósito de conservarlo, incluso por parte de los que no podemos hacer nada.

 

Los Mapuches, que viven en el bosque de araucarias, dicen: “El hombre blanco irrumpe en los bosques, sin pensar en los bosques”.

 

Se habla de poner en venta varios montes del Catálogo de Montes de Utilidad Pública. No!!! a la desamortización de los montes, ¿estamos locos otra vez?

 

Teresa Villarino Valdivielso

Dr, Ingeniero de Montes


 

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Comentarios: 1
  • #1

    JEVV (jueves, 07 febrero 2013 23:46)


    Muy de acuerdo.
    Los bosques del planeta deben ser considerados, por su función equilibradora del clima global, por el potencial productivo que albergan, y por ser el hábitat de muchas especies vivas, entre las cuales está el hombre, bienes raíces que hay que gestionar bajo una óptica del largo plazo y preservarlos de una mera condición fungible, de consumo, casi siempre irracional y abusiva. La explotación sostenible de los bosques, al igual que la de todos los bienes, debe ser la que sea capaz de asegurar, al menos, su permanencia en el tiempo.